El fotógrafo Jean Guichard pudo captar la inminente colisión
del tremendo oleaje de altlantico contra el faro La Jument.
Asumimos el sonido entumecedor de las olas contra aquella construcción y el sonido del viento que aterra al más valiente de los hombres, similar al desdén de los pasos por la vida, muchas veces gratos y otros a veces inciertos y dificiles. En ese momento, en un posible choque de miradas y en la puerta de aquel faro, se encontraba Theodore Malgorne el farero que esperaba ser rescatado del notable peligro.
La necesidad de ser salvados se encuentra en el corazón del hombre al enterarse de lo frágil de su existencia. Reconociendo lo fina que es la línea del tiempo cuando el peligro es inminente.
Instantes dentro de la toma fotográfica, observamos la ola gigantezca tras la espalda de Theodore a punto de ser impactado, tan solo con la esperanza de que aquel que lo ve le salve. Ciertamente y de igual manera, vivimos con la certeza de que aquel que nos ve nos salve.
En la isla de Quessant, se ubica El faro La Jument, construido en el 1904 señalado como una de la luces de mar más espectaculares de la costa francesa. Se convirtió en un faro automático desde que su último farero en el 1991 dejara su labor allí.
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